Con 6-5 a favor, último set, Paula Badosa se llena de risas nerviosas. A continuación, la tenista se levanta antes de levantarse del banquete, lista para cerrar el partido, y ante ello levanta los brazos eufórica y celebra una buena actuación en la Pista 8 del complejo de Roland Garros. Ante la adversidad hubo un desafío práctico al cara o cruz, el azote de su espada, el orgullo. Muy lindo. Derrotó a Yulia Putintseva (4-6, 6-1 y 7-5, tras 2h 01m) gracias a su cuarta remontada en los últimos cinco partidos que disputó —dos en Roma y dos más en París— y se retiró ante la feliz vistiendo, firmando equipaciones, regalando guiños y comentando la v de la victoria cuando algún aficionado les pide para la foto.
El catalán tiene motivos para jugar, porque en las circunstancias actuales cada victoria cuenta como un triple, si no más. Hoy, a sus 26 años, Badosa es tenista y Lidia sufre una delicada lesión en el hombro, que incluye una fractura vertebral. [L4] que sufrí en mayo del año pasado y que, sin tocarlo, no sé qué pasará después. El horizonte tiene la forma de una inmensa pregunta. El tratamiento con cortisona (infiltración) tiene más o menos efecto, pero es difícil darle un remedio definitivo, porque es mejor consultar y consultar. Ve y viene el dolor y, de la mano, van y vienen los fantasmas.
“Después de Roma [hace tres semanas], Sentí acoso otras veces. Tuve que volver a España para infiltrarse. Y así me generé muchas dudas e incertidumbres sobre cómo puedo seguir con mi carrera dependiendo de esto, cuando el efecto de las inyecciones no siempre es el mismo”, contó el martes por la noche, para superar en el el primer lugar lo patrulla la británica Katie Boulter; “Necesito gestionarlo, porque a veces me quedo con dolor y quiero dejar de aprender, esto pasó hace unos días. Ahora en algunas fases del juego me siento un poco más y estoy acostumbrado, así que así aprendes jugando contra ti mismo y contra tu rival, además de lo mismo».
En esta ocasión se repite una vez más. Putintseva, 39ª del mundo, es una de esas jugadoras que compiten en perro, y obliga a volver a llevarse la victoria andando en esta llegada. Regresó a Roma a Emma Navarro y Diana Shnaider, y regresó por segunda vez a París, el torneo que la sedujo como nadie y con 16 años se proclamó campeona júnior. Ningún sitio te hace más ilusiones que Roland Garros, donde en 2021 aterrizarás en cuartos de final; El siguiente curso se disputó en tercera ronda y los pasados no pueden competir, se llega a la última hora. El sábado abordará un asunto de gran necesidad con su amiga Aryna Sabalenka, las dos del mundo; y ante el bielorruso, al final prevalecerá lo que pueda sentir sobre el resultado.
bañoburrillo mental
“Tengo mucha fuerza detrás del juego. La última vez [a mediados de abril, en Stuttgart] terminó de una manera triste [retirándose por el dolor], pero aprendí mucho. Si quiero jugar contra ella, si quiero conocerla, es muy agresiva. Pero siempre creí en mí mismo, porque sino no saltaría a la pista. Sí, es una jugadora que me motiva mucho. No quiero sufrir dos veces un mal sabor de boca. Voy a intentar hacerlo lo mejor que pueda”, se abre en la sala de conferencias, donde se encuentra su compañero (con un coste) a nivel sentimental, el gris Stefanos Tsitsipas.
El tenista de Begur se muestra satisfecho con la «fuerza mental» empleada en estos dos primeros compromisos en París y valora el efecto positivo del tratamiento durante estos días. “Estoy respondiendo bastante bien. Me ayuda mucho tener días de descenso entre partidos, para que las sensaciones que tenga sean buenas. Obviamente estoy poniendo mucho cuidado y calculando muchas cargas en los entrenamientos, no en los partidos. son muy anchos [invirtió 2h 18m en el estreno del martes contra Boulter], pero esto no depende tanto de mí. Por lo demás, me siento bien”, transmites.
Frente a la espada que quería derribar, Badosa contracocinó al rebelde. El triunfo ante Putintseva —uno de los más bajos del circuito, con 1,63— aumenta sus veinticuatro puestos en la lista —del 139 al 115— y en el caso de derrotar a Sabalenka, retrocederá nuevamente a los primeros 100. En cualquier caso, la prioridad para ella es recuperar el buen ruido de una atracción suspendida en el aire y aterrizar con la batiburrilla mental que la persigue mientras monta. “Me siento un poco perdido, puedo manejarlo. Hay muchas cosas en lo que pienso mientras juego que me lo ponen difícil. Quiero controlar mis emociones”, admite el catalán, un tenista que, contrariamente a la tendencia de los profesionales a concentrarse, si se expresa abiertamente.
Puedes seguirlo en EL PAÍS Deportes en Facebook Sí Xo escribe aquí para recibirlo nuestro boletín semanal.
Regístrate para seguir leyendo
lee sin limites
_