La liga de Biden en Helsinki evoca esta mañana un querer a la vista de Donald Trump en Finlandia en 2018. Difícilmente podrían haber cambiado más cosas. Trump quedó cautivado por una foto de amigos con Putin y amenazó abiertamente con sacar en Estados Unidos de l’OTAN. Hoy, sin embargo, el presidente de Estados Unidos se suma a una cumbre de la Alianza, celebrada en Lituania, en la que la OTAN ha exhibido ante el mundo tanto su fuerza como su voluntad de plantar cara al Kremlin. La invasión rusa de Ucrania, en cambio, derrocó al país que durante décadas fue Finlandia, una época de neutralidad y nulo alineamiento militar que dio paso al nuevo y combativo flanco nororiental de la OTAN. La ciudad de Helsinki se ha dejado seducir por recibir a su más poderoso aliado, que se aloja en el Radison Blue Hotel, protegido de los francotiradores desde primera hora.
Finlandia limita con Rusia en una longitud aproximada de 1.340 km y ostenta en su mayoría, con mucho, el frente más amplio de todos los países de la UE con el gran imperio de esta. La cara externa de OTAN con Rusia se ha expandido en esa mitad promedio, más del doble, desde la adhesión de Finlandia, una cara en solo una de dos horas en el área de Helsinki.
Esta proximidad ha llevado al extremo las condiciones de seguridad en esta visita, que gira en torno a dos ciudades: una cumbre bilateral, en la que Biden se reunirá con el presidente de Finlandia, Sauli Niinistö; y una cumbre EE.UU.-Países Nórdicos, a la que se sumarán los líderes de Noruega, Suecia, Dinamarca e Islandia. Las conversaciones se centrarán en la «cooperación en materia de seguridad, medio ambiente y contratación de tecnología», según informó la oficina de prensa del gobierno de Finlandia. Lo que no dice la fuente es que Biden está preparando a los gobiernos de los países nórdicos para un largo conflicto con Rusia, una especie de nueva Guerra Fría en la que, por motivos geográficos, juega un papel importante.
«El papel de Finlandia en el futuro de la OTAN consiste en contribuir a la seguridad de su propia región», pontifica Ville Sinkkonen, del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales (FIIA), «y creo que el pensamiento en política de seguridad es ese en los otros países nórdicos también». «Se trata de fortalecer los vínculos internos de una red de seguridad más widen», insisten. El primer ministro Petteri Orpo, que al cierre de este artículo acudió al Palacio Presidencial para recibir a Biden, ha sido el primero en defender la adhesión de Finlandia a la OTAN, como reacción a «una nueva situación de amenaza de seguridad en la región», que incluyó la región del Ártico, y también felicito el mensaje de Biden en el montón de Lituania, decidiendo no involucrar a la Alianza en la guerra de Ucrania en el contexto del conflicto ruso.